Ana María Matute no es feminista, posiblemente porque tampoco está a favor del machismo ni de otras ideologías perjudiciales para la libertad de alguno de los grupos que componen nuestras sociedades.
De hecho, me atrevería a afirmar que esta antigua dama no comulga con ninguna de las ideologías presentes en nuestra historia.
En este punto es en el que considero reside la verdadera libertad. Se trata de tener las ideas tan claras y defenderlas con nuestra vida diaria al punto de no necesitar montarnos en el tren de ningún grupo que fomente ideas políticas puntuales; porque las ideologías en la teoría pueden resultar tentadoras pero al ser llevadas a la práctica, en muchos casos, arruinan lo poco que de ellas nos llamaba la atención.
No me interesa un mundo tan dividido: hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, españoles y alemanes, negros y blancos… sólo son etiquetas que llevan a la destrucción total de nuestra especie si las llevamos como banderas; sin embargo, creo que sí es importante resaltar las bondades de cada individuo, yme gustaría en este artículo recalcar las virtudes de Ana María Matute.
Día Internacional de la Mujer
Siendo que el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la mujer(¿sabían que también existe un día Internacional del hombre?-se celebra desde el ´99, el 19 de noviembre), me pareció una bonita forma de intentar plantear un festejo diferente, menos sexista, a través de esta excelente autora que es Ana María Matute, de sus personajes, de sus monumentales historias. Estoy un poco cansada de espacios comunes como la violencia de género, igualdad de sexo y otros semejantes.
No creo que la mujer sea inferior al hombre y continuar con esa lucha milenaria, que sí era lógica en los ´60 cuando todavía no había derechos semejantes, pero ¿hoy en día? En la actualidad las mujeres parecemos escudarnos en la historia para no hacer lo que parece no tenemos ovarios de hacer, dejar de darle importancia a nuestro género y empezar a trabajar como personas libres, sin tener en cuenta la sexualidad o lo que llevamos debajo de los pantalones o la pollera.
Por eso he elegido a la Matute, porque ella es un ejemplo de mujeres que luchan sin importarle demasiado su condición sexual, pese a que ella sí viene de una época en la que las damas no eran libres, y pese también a que fue una de las escritoras españolas pioneras en la publicación de obras, publicando su primer libro a los 17 años y consiguiendo llegar no sólo a cada rincón de España, sino a miles de otros países y siendo traducida a cientos de idiomas.
Ana María Matute y el feminismo
En cierta ocasión le preguntaron a la Matute si era feminista, porque los protagonistas de sus historias suelen ser mujeres que luchan por sus derechos; su respuesta fue que solía escoger mujeres como personajes fundamentales de sus obras porque era capaz de entenderlas mejor, por razones obvias, y que no intentaba dar un mensaje feminista, sino de lucha. No es tan importante de qué sexo es el personaje sino cómo vive, cómo lucha, y esto debería ser igual tanto para hombres como para mujeres.
Agregó que, así como ella se sintió en más de una ocasión identificada con un protagonista masculino, esperaba que los lectores pudieran identificarse con sus personajes independientemente del género al que cada pertenecieran. Por otro lado, pese a que es tan sólo la tercera mujer que participó en la Real Academia Española, nunca manifestó haber recibido un trato diferencial por ser mujer y que de hecho, si bien sería mejor que existieran más mujeres en el plantel de la RAE, la mayoría de los hombres que son miembros de ella merecen estar allí.
Considera que darle demasiada importancia a la sexualidad de un autor para intentar entender su obra, es una forma banal de medir la literatura. Dice que hay muy buenos escritores, hombres y mujeres y que no cree en la literatura femenina, sí en la literatura como expresión de los sentimientos e ideas de la especie humana.
Paulina, una mujer poco mujercita
La apertura de la Matute no se queda en sus palabras lanzadas en una entrevista, sin importar el público presente, sin preocuparse por herir la susceptibilidad de los grupos feministas, no. Ella va más allá y presenta personajes femeninos que ayudan a comprender la verdadera esencia de la mujer, que no es ser madre, ni siquiera ser femenina, sino ser libre, ser ella misma y estar dispuesta a comerse el mundo con tal de ser feliz.
Entre los cuentos de Ana María Matute seguramente uno de mis favoritos es “El tiempo” que narra las crueldades de la vida y la agonía de lo rutinario desde la mirada de un niño, que al crecer sigue siendo niño, puesto que no pierde la inocencia. Este niño, cuyo nombre es Pedro, es hijo de un pescador y su madre trabaja para ayudar a pagar los gastos del hogar. Son una familia muy pobre pero que sabe disfrutar de las bellezas de la vida, del amor, del calor del hogar y de los sueños.
La vida de Pedro se ve afectada severamente por la muerte de su padre, entiende entonces la fatalidad del término de las cosas, del fin de la inocencia.
Cuando se es niño comprender la muerte es una tarea absolutamente complicada . En esta etapa donde todo es posible, donde la imaginación es el principal elemento, la muerte resulta una verdad que hostiga, que envenena y que se vuelve incomprensible, porque ella no puede revertirse en la imaginación. Para Pedro la muerte de su padre implica comenzar a trabajar y descubrir que la adultez tiene una exigencia absoluta, sacrificar deseos y sueños para trabajar y alimentarse. La rutina lo ahoga, lo oprime, siente que tiene alas pero no es capaz de usarlas; entonces aparece Paulina, unapersonajita poco femenina, etérea y voladora. Una niña huérfana que sueña con bailar como su madre, pero que vive en casa de unas malvadas tías que la castigan y que ni siquiera la aprecian.
A través de esa niña Pedro es capaz de volar y de ver que detrás de su mundo hay algo mágico esperándole y que le puede hacer feliz. Una niña, que luego es una mujer, simboliza en esta historia la fortaleza, la pasión y la posibilidad de romper las cadenas. Adjetivos que poco tienen que ver con un género débil. ¿No les parece?